La Selección de fútbol de Brasil cayó goleada (otra vez) ante la de Holanda por tres a cero. Van Persie, Blind y Wijnaldum anotaron para los tulipanes, que ahora son terceros de la Copa del Mundo. Añadiendo esto al subcampeonato del 2010, se confirma que la naranja mecánica, aunque no haya salido campeón, está en la élite del fútbol mundial.

No podemos decir lo mismo de Brasil, pese a su cuarto puesto. Esa ubicación es engañosa. Si este equipo hubiera participado en un mundial fuera de su país, es seguro que ni siquiera hubiera pasado de la fase de grupos. Se comprobó que lo único bueno que tenía esta selección era el talento de Neymar, quien se quedó fuera por una lesión a la columna en el partido de cuartos de final ante Colombia. Con esta ausencia, solo se vio un conjunto de robots que deambulaban en la cancha, sin fútbol, sin alma. Sin nada.

¿Cómo es que Brasil llegó a esta situación, habiendo sido una selección que ganó cinco veces el campeonato del mundo, y dado al fútbol grandes jugadores como Pelé, Garrincha, Rivelinho, Zico, Sócrates o Ronaldo? Este artículo del diario español El País lo explica claramente: "La deforestación comenzó a partir de 1982, cuando Brasil tuvo un traspié con Italia en Sarrià y dejó el Mundial español antes de tiempo, sí, pero a hombros de aficionados de todo el planeta (...) a Brasil le dio un enfermizo ataque de resultadismo, de pronóstico grave (...) Brasil mandó su pasado al carajo y quiso parecerse a cualquiera. No fue inmediato, claro, porque la genética no se altera en media hora, pero empezó a dar pistas".

En pocas palabras, Brasil abandonó ese estilo de fútbol vistoso, alegre, lleno de samba y goles, que aunque no triunfó en 1950 por culpa del Maracanazo, daría sus frutos en 1958, 1962 y 1970. Llegó a su máxima expresión en ese equipo de 1982, pero aquel partido ante Italia fue un punto de inflexión, que ha tenido su estocada final entre el 8 y 12 del julio del 2014. Los títulos de 1994 y 2002 llegaron gracias al talento de Romario y Ronaldo, respectivamente. Los Parreira y Scolari han convertido esto en una pesadilla peor que aquel triunfo de Uruguay sobre los brasileros, aquel 16 de julio de 1950.

Este 27 de julio se cumplen 100 años del primer partido que disputó Brasil en su historia: victoria 2-0 en el estadio Laranjeiras sobre los ingleses del Exeter City, club que estaba de gira por América del Sur en esa época. Esta fecha, además de la reciente catástrofe, debe hacer reflexionar a los dirigentes de la Confederación Brasilera de Fútbol acerca de la refundación de su organización, consistente en una apuesta por el estilo que caracterizó siempre al fútbol brasilero. Para verlos brillar otra vez, como lo hicieron en Estocolmo, Santiago de Chile y México.