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Sobremesa mundialista

Lo bueno, lo malo y lo feo de un Campeonato del Mundo inolvidable, que terminó el último domingo.

Publicado: 2014-07-15

LO BUENO

El campeón: Alemania fue el justo ganador del certamen. Esta victoria del cuadro dirigido por Joachim Löw es fruto del trabajo planificado que han realizado los dirigentes del fútbol alemán, sin basarse en estrellas, sino en la labor de equipo. Tuvo algunos baches contra Ghana y Argelia, pero en general fue el mejor seleccionado del torneo. Un título merecido.

El subcampeón: Argentina ha tenido el mérito de, luego de más de dos décadas, volver a la élite del fútbol mundial al quedar como subcampeón. Con dudas en el comienzo, el equipo de Sabella comenzó a armarse en pleno campeonato hasta alcanzar un nivel superlativo, de manera muy parecida a la Italia subcampeona de 1994. Le jugó de igual a igual en la final a Alemania, pero tuvo mala puntería. Si hubiera ganado tampoco sería injusto declararlo como un justo vencedor.

El tercero: Holanda confirmó que es una de las mejores selecciones del mundo, no solo por la tercera ubicación, sino por el nivel demostrado en la competencia. Arrasador contra una oscura España en el debut, equipos más pequeños en teoría no se la hicieron fácil; pero tuvo el mérito de saber imponerse, gracias a la calidad de sus jugadores. Aún queda pendiente la deuda del título mundial.

La revelación: Costa Rica asombró a propios y extraños en Brasil. Ubicado en el "grupo de la muerte", todos pensaron que su paso por tierras brasileras sería breve. Sin embargo, sorprendieron desde su debut hasta el final de su participación. Venció a Uruguay e Italia y le empató a Inglaterra. Ante Grecia sufrió, pero se impuso en los penales; y le jugó de frente a una Holanda desconcertada. Sin embargo, esa vez los penales no acompañaron a los ticos. Lo que hace más meritoria la campaña de los centroamericanos es haber terminado invictos, además de ubicarse entre los ocho mejores del planeta.

También puede mencionarse a Colombia, que hizo una de las mejores demostraciones de fútbol del mundial, sin necesidad del lesionado Falcao, y alcanzó su mejor participación al quedarse en cuartos de final a manos de Brasil. Bélgica también hizo historia al alcanzar esta etapa, a la que no llegaba desde 1986, el mismo año en que quedaron cuartos.

Otros equipos que también dejaron buen sabor de boca fueron Grecia, Argelia y Chile, que se dio el lujo de eliminar a los españoles campeones del mundo en primera fase.

LO MALO

España fue decepcionante, pese a que se esperaba que al menos llegue a instancias finales del torneo. Su eliminación como campeón en primera fase la deja con la misma performance de otros monarcas como Italia (1950), Brasil (1966) y Francia (2002); y confirma no solo el final de una generación brillante, sino de una forma de jugar al fútbol.

La otra decepción, sin ninguna duda, fue Brasil. Esperando por años el momento de volver a organizar un mundial para ganarlo esta vez, luego del trauma del Maracanazo de 1950, la canarinha fue una lágrima. Ultradependiente de Neymar, el equipo estaba compuesto por puros robots, que solo derrochaban simpatía y admiración de algunas mujeres por su físico, pero que en la cancha eran un cero a la izquierda, contradiciendo la historia del fútbol brasilero. Todo fue un espejismo hasta la victoria sobre Colombia en cuartos de final; pero sin Neymar en semifinales fue un desastre. El 1-7 encajado ante los alemanes fue la peor pesadilla imaginada. A la vez, debe representar el final de una mala copia europea, para volver al estilo de fútbol y samba que los volvió grandes alguna vez. Si este mundial hubiera sido en otro país, este Brasil no pasaba la primera fase.

Otras decepciones fueron Inglaterra e Italia. Esta última no pudo pasar de primera fase por segunda vez consecutiva. Portugal llegó con un equipo cansado a la Copa, y ni un Cristiano Ronaldo a media máquina por su lesión a la rodilla pudo hacer algo para evitar el fracaso.

Entre los equipos africanos, otra vez Camerún se volvió a casa sin puntos, dejando cada vez más lejos esa gran gesta de Italia 90, en la que quedaron entre los ocho mejores. Costa del Marfil otra vez fue una promesa incumplida. Por el lado del Asia, Japón y Corea del Sur retrocedieron en sus avances de los últimos años y tampoco pasaron la etapa de grupos.

LO FEO

La doble vara con que la FIFA ha sancionado algunos casos. Nadie discute que el gran delantero uruguayo Luis Suárez debía recibir algún castigo por morder al defensor italiano Giorgio Chielini. Sin embargo, la sanción del máximo ente rector del fútbol ha sido (y es) exagerada; tanto que el Pistolero, recientemente contratado por el Barcelona de España, no puede ser presentado porque no puede ingresar a ningún recinto deportivo por cuatro meses. Un castigo desproporcionado, teniendo en cuenta las disculpas del goleador a Chielini, y que este mismo las ha aceptado e incluso ha manifestado su desacuerdo con esa sanción.

La FIFA debió suspender a Neymar por el codazo que propinó a un jugador croata en el partido inaugural. Como dicen que la justicia es divina (y sin desear que fuera así), este sufrió una lesión en la columna en el partido de cuartos contra Colombia, quedándose sin jugar la penosa semifinal ante Alemania y el triste desenlace contra Holanda. El autor de esta lesión, Camilo Züñiga, también debió ser castigado con severidad por la FIFA por malograr a un compañero de trabajo. Sin embargo, para Blatter y los cibernautas anti-rioplatenses no había nada que decir al respecto.

Seguramente muchas cosas quedaron para el análisis y no se podrán decir. Pero en medio de todo, lo destacable es la vuelta del fútbol ofensivo, mirando el arco rival antes que el cuidado del propio, que tuvieron todos los equipos sin excepción. 171 goles en 64 partidos marcan el mismo récord de Francia 98: en la primera fase llegaron a promediarse tres goles por juego. Y eso es saludable. Porque finalmente, la esencia del fútbol no es evitar que te hagan goles, sino hacerlos.


Escrito por

Victor Liza

Periodista pobre, pero honrado.


Publicado en

La Ruta del Salmón

Siempre contra la corriente. Crónicas, opiniones, cuentos y otras perlas.