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Aquella vez en el Nacional

Un testimonio del último concierto de Soda Stéreo fuera de Argentina, en el que pude ver por primera y única vez a Gustavo Cerati.

Publicado: 2014-09-05

Diez años después de aquel último concierto en el estadio de River Plate, los exintegrantes de Soda Stereo, mi banda favorita de rock en español gracias a mis hermanos mayores, anunciaron que se volverían a juntar para realizar una gira en diversos países de América, denominada "Me Verás Volver". Uno de los países elegidos fue el Perú, donde dos décadas atrás estuvieron juntos, destacando en sendos conciertos en el Coliseo Amauta de los que hasta ahora se habla, y otra presentación en Arequipa. 

Apenas me enteré que venían a mi país, me puse las pilas para asistir a mi primer concierto. Algunas cosas hice tarde en la vida, y esa fue una de ellas. Hacía pocos años que gozaba de independencia económica, aunque sin holgura. La fecha fijada era el sábado 8 de diciembre del 2007, en el Estadio Nacional. Fue tanta la demanda, que la prensa informó que las entradas se agotaron. Me quedé algo picón por eso. Pero luego los organizadores dijeron que habría uno más al día siguiente. Sin dudarlo, fui y compré las entradas en la tribuna norte, sin importarme la ubicación, porque para mí la idea era estar. Total, igualito se le iba a escuchar en todo el estadio al gran Gustavo Cerati, acompañado de sus cómplices Charly Alberti y Zeta Bosio.

Me acuerdo que llegamos como a las siete de la noche (¿Con quién? No se los voy a decir). El hecho es que hicimos nuestra cola por la calle José Díaz, y tras unos minutos logramos ingresar. Pasamos por las canchitas de fulbito y voley que antes había a las afueras del estadio; y después estuvimos instalados en la tribuna norte, al lado izquierdo de la Torre de Control.

De a pocos, el coloso de José Díaz comenzó a llenarse. La gente iba llegando. Veía algunos cuarentones, pero también a algunos veinteañeros como yo (en esa época). Al mismo tiempo, me llamó la atención ver a familias juntas. Pasó un vendedor con polos negros, algunos con estampas del trío, otros con el círculo amarillo. Compre el primero y me lo puse. Aunque ya estaba cerca el verano, corría algo de viento. Al cabo de dos horas, las tribunas estaban llenas. Y la cancha también.

El escenario estaba a oscuras. De pronto, se prendió el escenario. Aunque no del todo. Había tres pantallas apagadas al interior del mismo, que luego se encendieron. Inmediatamente se hicieron notar las tres siluetas de los tres genios, al ritmo de la guitarra del intro de "Juegos de Seducción". "Buenas noches Perú" fue el saludo de Cerati, y el estadio reventó en ovaciones. Allí mismo comenzó a sonar la batería de Charly.

Fue el inicio de una noche maravillosa. Lo más impactante para mi fue escuchar la voz de Cerati, tan intacta como en sus inicios con Soda. En vivo y en directo. Sin playback ni nada de esas cosas. A los 48 años, Gustavo tenía su calidad en todo su apogeo. No recuerdo el orden de las canciones que siguieron, pero hubo una parte emocionante, cuando Gustavo interpretó "Cuando pase el temblor", y luego mostró su solidaridad con los afectados por el terremoto de Pisco, en agosto de ese mismo año, al mencionar "fuerza, Perú".

Parecía que terminaba con "Persiana Americana". Eran cerca de las 11.30 de la noche. Se despidió con su ya tradicional "Gracias Totales", como lo había hecho diez años antes en River. Y el trío se retiró del escenario. Aunque todos se quedaron coreando y pidiendo que el concierto siga, me pareció extraño que no termine con "De Música Ligera". Me quedé en mi ubicación y le dije a mi amiga: "todavía, vas a ver que vuelve". Y efectivamente, volvió.

Fueron creo que cuatro o cinco temas más que cantó. Pero el estadio explotó de la emoción cuando Zeta tocó la intro de "De Música Ligera". En otras canciones salté, pero en esta creo que lo hice más alto, sin temor a caerme y rodas por las tribunas de cemento que en esa época tenía la tribuna norte. Y lo hicimos abrazados con mi amiga, con desconocidos. Fue un momento vibrante. No recuerdo haber vivido emoción igual en siguientes conciertos. El hecho que es cuando Cerati otra vez se despidió con su tradicional "Gracias Totales", otra vez hubo ovación. En esta ocasión ya no volvieron. Ya era más allá de la medianoche.

Esperamos unos minutos para salir, haciendo guardia a quienes estaban en las tribunas debajo de nosotros. Luego bajamos las escaleras, hasta llegar a la calle. Había un mar de gente y policías por todos lados. Salimos en dirección a la avenida Arequipa para buscar carro, pero era imposible. Vimos algunos taxis, pero ñangas. Decidimos seguir caminando por la avenida Arequipa, como lo hacía la mayoría de la gente. Me acuerdo que justo allí me encontré con mi hermano Martín, que estaba con un amigo, y nos saludamos con un abrazo. Llegamos a Javier Prado, y acompañé a mi amiga a tomar un taxi con dirección al este de la ciudad. Yo tomé otro con dirección a La Perla.

Ese fue mi primer concierto. Luego habría otros más a los que pude ir, pero el primero siempre se te queda. Para mí fue alucinante escuchar en vivo a Soda Stereo, porque sabía que solo se juntarían para esa gira. Luego cada uno tomó sus carreras individuales. Cerati vino un par de veces más a Lima, pero en esas ocasiones no pude ir a verlo. Igual, me quedé con la magia de haberlo escuchado ese domingo 9 de diciembre del 2007, donde cerró la gira internacional. Hoy que ya no está entre los mortales, le agradezco por su música y por cómo el Perú siempre fue uno de los lugares donde demostró con intensidad todo su arte.

Gracias totales, Gustavo.


Escrito por

Victor Liza

Periodista pobre, pero honrado.


Publicado en

La Ruta del Salmón

Siempre contra la corriente. Crónicas, opiniones, cuentos y otras perlas.