El mismo disco rayado
Tía María sigue el guión de todos los conflictos sociales del presente siglo en el Perú.
El gobierno central decide conceder un proyecto minero-petrolero-extractivo en una zona complicada. Puede ser en una cabecera de cuenca o en medio de bosques. Los campesinos-indígenas-comuneros se oponen. Sus razones son ambientales y de afectación a otra actividad económica como la agricultura y la ganadería, de la que viven. Y hasta espirituales. El gobierno, en complicidad con la empresa minera, dice que ya se hizo el estudio de impacto ambiental, y que todo está bien. Investigadores y activistas logran demostrar que dicho estudio tiene errores. En otros casos, hay un estudio oficial que demuestra que el proyecto no es viable. Pero el gobierno lo oculta. O lo desaparece. El proyecto tiene que ir. Son miles de millones de dólares que van a ingresar a las arcas del Estado. Servirán para nuestra salud y educación. Claro, ese es el cuento, porque al final se va a otras cosas, menos a salud y educación. Esa misma cifra, pero quizás con un par de ceros más, engrosará la cuenta de la empresa extranjera que ejecutará la exploración y extracción. Los opositores comienzan a manifestarse. El gobierno no oye. Y como no me oyen, tengo que hacerme oír. Hagamos un paro. Una huelga. Tomemos la carretera. Algo, pero tenemos que llamar la atención. Al final, hacen cualquiera de las tres cosas. La prensa grande informa que los (terroristas) antimineros ya están haciendo de las suyas. Los opinólogos no toman posición, y piden "diálogo". Algunos, los más trogloditas, piden bala y napalm, carajo, para esos cholos de mierda que impiden el desarrollo (?) del pais. Los hay los más elegantes: que la autoridad se imponga, dicen con acento británico. Una delegación llega a Lima. La prensa los atiende. La mayoría los pintará como terrucos, solo unos pocos les dará bola. Hasta que al fin, el conflicto estalla. Interviene la policía, el ejército. Bala. Fuego. Palos. Piedras. Varios heridos. Muertos. Si alguna de las víctimas es policía, el Estado no le dará nada a su familia. Recuérdelo. Dirigentes de la comunidad presos. Comisión de alto nivel. Juicio posterior. Los dirigentes a la cárcel. Los (responsables) políticos, limpios.
Antes fueron Puno, Bagua, Cajamarca, Espinar y Pichanaki.
Hoy fue Islay y mañana puede ser Andoas.
El lugar puede cambiar. Pero el guión sigue intacto. Y por ende, el mismo disco rayado.
Y este texto se volverá a repetir.