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hmm, un personaje importante de la historia del periodismo peruano

No habrá mejor relator de fútbol que Humberto Martínez Morosini

Publicado: 2015-09-24

El primer canto de “gol peruano” lo escuché de su voz, cuando apenas tenía cuatro años. La sala de la casa no estalló en gritos como las de los vecinos, porque por aquella época, aunque parezca inverosímil, mi papá era más moderado para celebrar que ahora que tiene nietos. En la pantalla del televisor de marca Mitsubishi que teníamos en casa, que no tenía control remoto y en el que solo podía cambiarse de canal acercándose al aparato para hacer girar una ruedita alrededor de los números del 2 al 13, vi una torre humana conformada por varios futbolistas, vestidos con uniformes blancos y con una banda roja cruzándoles el pecho, festejando, abrazados, una conquista importante para el camino de la Selección en aquella eliminatoria rumbo a México 1986.

Luego supe que el gol lo había hecho Juan Carlos Oblitas ante Argentina en el Estadio Nacional de Lima. Cuando acabó el partido, en el televisor se apreciaba el rectángulo verde de sur a norte, enfocado desde la mítica “Torre de Control”. En la parte inferior se leía PERÚ 1 ARGENTINA 0, las letras amarillas y los números blancos. De fondo, la voz del narrador del juego, Humberto Martínez Morosini, describía el esfuerzo de los muchachos peruanos para vencer a un duro rival, comandado por Diego Armando Maradona, que si bien no pudo hacer mucho por culpa de “Cachete” Reyna, brillaría el año siguiente en tierras aztecas.

Mi primer recuerdo de un partido de fútbol fue con HMM. A partir de eso, seguí al maestro no solo como relator deportivo, sino como narrador de noticias, otra de sus grandes facetas; e incluso su intrascendente paso por la política como congresista. Pero lo que más me quedó en los ojos y los oídos fueron sus narraciones del fútbol. Ni antes ni después de él, hubo relator como HMM, que no solo destacaba por sus recordadas frases como “el rincón de las ánimas”, para describir el arco; o el “aquí no pasa nada”, para indicar que no había goles en el partido. Su cultura y su manejo del idioma eran insuperables. Habría que recordar otra frase, quizás poco citada por no ser común, pero muy frecuente cuando transmitía un partido de la Selección: ese “¡vamos muchachos!” que no escondía su sutil subjetividad. Y por supuesto, ese grito de gol que no ocultaba nada. Quizás esa admiración por HMM, además de otras razones, inclinó la cancha hacia mi vocación por el periodismo.

Como escribió el periodista Juan Carlos Ortecho, especializado en fútbol y boxeo, en las cuentas de sus redes sociales: “las más grandes alegrías de la Selección tienen el sonido de su voz”. En efecto, el apogeo del balompié nacional coincidió con la etapa en la que HMM se dedicó a narrar los partidos de la blanquirroja. Si bien es cierto su carrera como locutor y maestro de ceremonias se inició muchos años antes, cuando por los años ’40 hacía radio en su natal Arequipa, es en la era de la televisión donde su figura se hizo (y se ha hecho) irreemplazable. Y justo en esa época, Perú clasificaba a los mundiales y era campeón sudamericano de fútbol.

Como coincidencia, a fines de la década de los ’80, ese decenio que comenzó prometedor y que terminó en una pesadilla tanto en la política como en el fútbol, HMM dejó de narrar partidos. Y aunque pasaron los años y siguió como relator de noticias y luego como comentarista de las mismas, nadie pudo reemplazarlo en ese oficio de relatar un partido. Por allí se asoma Raúl Maraví, pero en la señal abierta prefieren a los Núñez, Osores y compañía.

Ahora que abundan las previas antes de los partidos y los carajos de los comentaristas durante los mismos, la partida de HMM hace que los comunicadores nos sintamos cada vez más huérfanos. Y justo cuando la mediocridad ya supera con creces a la calidad que alguna vez tuvo el periodismo deportivo peruano, y que parece estar extinta.


Escrito por

Victor Liza

Periodista pobre, pero honrado.


Publicado en

La Ruta del Salmón

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