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el tema del verano (que se viene)

Las banderitas francesas

Sobre las modas que promueve Facebook cuando las potencias gozan y lloran.

Publicado: 2015-11-14

Cada uno tiene la libertad de poner en su cuenta de Facebook lo que mejor le parezca, desde sus problemas personales que a nadie le importa un comino, hasta generar una ola de solidaridad como poner su foto de perfil con los colores de la bandera de Francia, por la tragedia que le tocó vivir ayer. En lo personal Francia siempre me ha parecido una nación grande y admirable, que ha aportado mucho a la humanidad, desde la cultura (Albert Camus, Victor Hugo), la política (Charles de Gaulle, François Mitterrand) y hasta el deporte (Zinedine Zidane). Es lamentable y triste lo que ha sucedido en París. Tengo tres amistades allá y me alegro de que no les haya pasado nada. 

Sin embargo, no puedo sumarme a la ola de banderas, porque en primer lugar, no me gusta hacer lo mismo que todos hacen, y más aún cuando se convierte en un lugar común. No me gusta pensar lo mismo que piensan todos, y como los Thundercats, me gusta ir más allá de lo evidente. Mi lado anarquista aflora en estos casos. Respeto a quienes lo han hecho con genuino conocimiento de causa, pero debo advertir con sorpresa que algunos que han puesto su banderita, que antes no estaban interesados ni por la realidad de su barrio, ahora han despertado su indignación.

En segundo lugar, hay que advertir lo que hace Facebook en estos casos: promueve los colores de la bandera de Francia en la foto de perfil tal como lo hizo cuando promovió los colores de la bandera gay, en el momento en el que la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos decidió que no había motivo legal para impedir el matrimonio igualitario en todo el país. Hace poco, el símil de justicia mexicano tomó la misma decisión, pero nadie se puso la bandera gay para expresar su felicidad acerca de que México haya tenido este avance. Argentina, bajo el gobierno de los K, ese que detestan algunos progresistas a los que les encantaría que gane Macri (¿?), promulgó la ley de matrimonio igualitario hace cinco años, un avance más grande que una declaración del poder judicial de un país, pero no hubo banderitas albicelestes. 

He allí nuestra derrota cultural: Cuando los países industrializados, occidentales, se alegran, debemos alegrarnos; y cuando sufren, nosotros, latinoamericanos, negros y tercermundistas, debemos llorar como lo hacían las señoras en los años 60 cuando mataron a Kennedy (mi mamá me lo contó). Pero cuando pasa algo en América latina, el África, Medio Oriente y el resto de la chusma, no me importa. Tiene que ser demasiado escandaloso, como lo que ocurrió en Gaza en julio del año pasado, para recién indignarnos. Repito: cada uno puede hacer lo que quiera en su facebook, y no está mal solidarizarse con quienes sufren, sean de arriba o de abajo. Pero piense un poco en quién corta el jamón en esta red social. Y en el mundo entero, claro está. Vea más allá de lo evidente. 


Escrito por

Victor Liza

Periodista pobre, pero honrado.


Publicado en

La Ruta del Salmón

Siempre contra la corriente. Crónicas, opiniones, cuentos y otras perlas.